Inclusión financiera con perspectiva de género

De esfuerzos a compromisos: ¿Qué nos falta en materia financiera para alcanzar una mayor inclusión de las mujeres?
INFORMACIÓN

Frente a un promedio de casi 45% (42% hombres vs 48 % mujeres) de demanda financiera insatisfecha en la región de América Latina y el Caribe, las entidades financieras públicas y privadas de la región están paulatinamente diversificando y personalizando su oferta de valor para reducir las brechas sociales y de género en cuanto al acceso, uso y calidad de la oferta financiera y no financiera. En particular, para llegar al mercado de las mujeres todavía desatendido o subatendido, se están desarrollando ofertas de valor que además de tener en consideración la diversidad de las capacidades financieras, digitales  y empresariales  de las mujeres, incluyen una gama de productos y servicios financieros adaptados a los desafíos específicos de ellas, para mejor enfrentar situaciones de menor protección social, mayor pobreza de ingreso y de tiempo y, más en general, una mayor vulnerabilidad frente a situaciones de crisis social, económica, climática o pandémica como la que estamos viviendo el día de hoy con la COVID-19.

Aun frente a estos avances, cabe preguntarse si estas acciones son suficientes para garantizar un sistema financiero que sea sostenible y resiliente desde una perspectiva de género, y adicionalmente ¿qué faltaría para que estos importantes avances no sean esfuerzos aislados sino un compromiso y responsabilidad de todos los agentes que hacen parte del sistema financiero, especialmente de los que tienen una función rectora?

Así como en otros ámbitos de nuestra sociedad, para lograr unos cambios transformacionales en favor de la igualdad de género y empoderamiento de las mujeres, en el sistema financiero se requiere romper con aquellas barreras estructurales que pueden limitar una equidad en el goce de la oferta financiera y no financiera para algunos segmentos poblacionales, y en particular de las mujeres.

Para ello, es clave que el cambio empiece desde las mismas entidades nacionales que regulan, supervisan y controlan el sistema financiero, ya que tienen un rol clave para crear las condiciones normativas así como los lineamientos que facilitan el desarrollo de ecosistemas financieros virtuosos y sostenibles para el acceso al financiamiento e inclusión financiera de las mujeres.

La  incorporación de la perspectiva de género al interior de las entidades y sus  procesos de regulación, control y supervisión de las instituciones financieras se tendría que concretizar mediante 4 acciones principales: i) Medir y visibilizar las brechas persistentes en la oferta financiera y no financiera con información desagregadas por sexo,  género y otras variables sociodemográficas importantes; ii) analizar la normativa desde una perspectiva de género y realizar ajustes a la misma; iii) fortalecer las capacidades institucionales para facilitar el cambio organizativo; y finalmente iv) crear mecanismos de rendición de cuentas que permitan medir de forma periódica y transparente los cambios realizados por las entidades en favor de la igualdad e inclusión financiera

Con este propósito y visión, CAF- Banco de Desarrollo de América Latina –  desde el 2020 ha venido acompañando entre otras entidades, a la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria (SEPS) del Ecuador para fortalecer sus capacidades institucionales y marco de acción  en materia de igualdad de género e inclusión en cumplimiento con la Agenda 2030, y en específico las metas 5.a  y 8.10 de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS),  su normativa nacional y sus principios corporativos. En concreto, la SEPS contempla dentro de sus objetivos estratégicos de fortalecimiento de la gestión de las entidades del Sector Financiero Popular y Solidario y las organizaciones de la Economía Popular y Solidaria (EPS), un eje especifico de inclusión financiera con perspectiva de género.

En este marco y con el fin de contribuir a mejorar el entorno para acceso al financiamiento e inclusión financiera de las mujeres, la cooperación técnica con CAF ha permitido a la SEPS desarrollar una serie de acciones para medir, visibilizar y abordar las principales barreras de acceso a las mujeres a los servicios financieros y no financieros, así como a los espacios de toma de decisión de las Cooperativas de Ahorro y Crédito (COAC).

Como primer paso, ha sido clave el levantamiento de un diagnóstico integral de las brechas de género, por el lado de la demanda y de la oferta, así como de las barreras normativas y jurídicas, que ha permitido identificar las necesidades financieras desatendidas y latentes de las mujeres de la EPS.  Adicionalmente se definieron indicadores que puedan aportar al cálculo de la brecha en varios ámbitos de las entidades del sector financiero popular y solidario.